Estoicismo, una filosofía de vida intemporal

Jean-Baptiste Roncari, Traducido por Romane Parnet
25 Février 2015



La pérdida de alguien cercano, una enfermedad incurable, una experiencia traumatizante… Son tantos desgraciados azares que nos pueden suceder en la vida, y que parecen ser obstáculos para el alcance de la felicidad. Este valor supremo, muy a menudo considerado como objetivo último de la vida humana, ¿es una dulce utopía o un estado realmente accesible? Numerosas filosofías optan para la segunda opción. Si el budismo tiene cada vez más adeptos a través del mundo, sin embargo no es el único modelo que tiene la tranquilidad del alma, también llamada “ataraxia”, como finalidad. De la Antigua Grecia, heredamos de “escuelas de la felicidad” como el epicureísmo, el aristotelismo o también el estoicismo. Este sistema da respuestas racionales y razonables para explicar los desgraciados azares de nuestra existencia. Y lo que podemos aprender de eso aumenta año tras año.


Credit Visualta
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El estoicismo nació en la Antigua Grecia y se extendió casi durante seis siglos en tres principales corrientes: el estoicismo antiguo, el estoicismo medio y el estoicismo nuevo o imperial, especialmente con Séneca, Epítecto, o Marco-Aurelio (I° y II° siglos a.C). Las únicas obras completas que tenemos sobre el estoicismo vienen de esta última corriente y es en particular la que nos proponemos estudiar en este artículo. En esta vasta corriente filosófica, la felicidad se define así: consiste en la ataraxia, es decir la ausencia de trastornos del alma y la serenidad. Es una filosofía eudemonista que hace de la felicidad la finalidad natural de la existencia humana y de la sabiduría la condición para alcanzarla.

Aunque hoy el budismo es una de las filosofías de vida con más adeptos en el mundo, existe una discreta comunidad estoica. Esta comunidad se formó en octubre de 2012 en el Reino Unido, durante un seminario organizado en la universidad de Exeter. Los fundadores, que gestionan el sitio web, son siete universitarios y psicoterapeutas que estudian juntos y con pasión esta antigua filosofía. Organizarán en 2015, y por la cuarta vez, la Stoic Week (semana estoica), evento internacional abierto a todos los internautas. Durante siete días, los participantes son invitados a seguir las prácticas estoicas adaptándolas al mundo moderno. A lo largo de la semana, los cursos puestos en línea permiten comprender los principios básicos del estoicismo. El desafío es ver los potenciales beneficios de un tal modo de vida sobre nuestra propia vida, y de mesurar su utilidad en la vida cotidiana.

La utilidad del estoicismo

Cuales sean los desgraciados azares de nuestra existencia, el estoicismo nos ayuda a aceptarlos y superarlos. Así pues, es una real filosofía terapéutica. Nunca un estoico se queja de su situación o deja sus sentimientos superar su razón. El ejemplo de Epícteto, esclavo libertado y estoico constituye un real modelo. Un día, su maestro se divertía torciéndole la pierna coja con un instrumento de tortura. Mientras que el filósofo lo prevenía tranquilamente de los riesgos y de que podía romper su pierna, ocurrió lo que debía ocurrir. “Ya te dije que me romperías la pierna, ahí está rota.” Dijo fríamente Epícteto después del drama. Como estoico, no fue perturbado por su desgracia. Un estoico se queda sereno en todas circunstancias, aunque la herida sea moral o física. 

La ética estoica sigue simples preceptos que hoy no han perdido nada de su eficacidad. Epícteto explicaba la importancia de distinguir lo que depende de nosotros, y lo que no depende de nosotros: “Hay ciertas cosas que dependen de nosotros mismos, como nuestros juicios, nuestras tendencias, nuestros deseos y aversiones y, en una palabra, todas nuestras operaciones. Otras hay también que no dependen, como el cuerpo, las riquezas, la reputación, el poder; en una palabra, todo aquello que no es de nuestra operación.” - Manual de Epícteto. En la medida en que algo no depende de nosotros, no sirven lamentaciones. Al contrario, según la lógica estoica, tenemos que superar esta tristeza.
 
Toda la ética estoica se articula con el buen uso de la razón, que debe permitirnos controlar nuestras representaciones, en todas circunstancias.

El estoicismo: ¿Una repuesta a la crisis?

Pero para tomar un ejemplo más moderno, la crisis económica es un evento exterior que no depende de nosotros, pero que puede aportarnos desgracias como un despido, un menor poder adquisitivo o un estrés adicional. Dos otros grandes principios del estoicismo son la fórmula  “Sufrir y abstenerse” y la indiferencia al mundo exterior. En el papel de víctima de la crisis económica, un estoico debería admitir la pobreza, soportar las desgracias exteriores y finalmente aceptar su destino. De hecho, si no es de su responsabilidad el salir de su desgracia, entonces ¿por qué desear una felicidad tan vana como utópica?  Como el Sísifo de Camus en el Mito de Sísifo, es justamente porque se vive en el presente, sin buscar una salida imposible a su trágico destino, que se llega a ser felices.
 
En cualquier caso, el estoicismo no es la única respuesta a la crisis, pero a todos los desgraciados azares de nuestra existencia en general, lo que hace que es una filosofía definitivamente universal e intemporal.

Estoicismo y pasión amorosa

Frente a la problemática del sentimiento amoroso, que no ha cesado de estar de actualidad, el estoicismo considera esta pasión como cualquier otra. ¿Qué es una pasión? Una inclinación natural pervertida bajo la influencia del medio social y que perturba al alma. Los estoicos estiman que la costumbre y la educación nos persuaden de algunas cosas, por ejemplo que el dolor es un mal. La razón debe actuar como un filtro que acepta o no la pasión, y que la regula. Sólo entonces resulta posible estar enamorado y estoico, únicamente si este amor se mantiene bajo control.

El siguiente discurso de Epícteto en su Manual no ha perdido su modernidad. “En todo lo que te sucediere, considera en ti mismo el medio que tienes de defenderte. Por ejemplo: si ves una hermosa mujer, advierte que tienes la templanza, que es un poderoso medio para oponer a la hermosura. Si estás obligado a emprender algún trabajo penoso, recurre a la paciencia. Si te han hecho alguna injuria, ármate de la constancia. Y si te acostumbras a obrar de esta manera siempre, nunca los objetos tendrán poder sobre ti. Nunca digas que has perdido alguna cosa, sino siempre di que la has restituido. Cuando tu hijo o tu mujer murieren, no digas que has perdido tu hijo o tu mujer, sino que los has restituido a quien te los había dado.De esta manera el estoicismo encuentra aplicaciones hasta en la seducción, con el control de las pulsiones demasiado fuertes, o en la muerte de alguien cercano, con la aceptación de las cosas.

Los prejuicios sobre el estoicismo

A pesar de ser enseñanzas claras, el término estoico así como el epicúreo sufren hoy de numerosos prejuicios. Si el epicúreo no corresponde a la definición original del Hombre vividor, el estoico no define un Hombre sin emociones. A continuación veremos los prejuicios más corrientes.
 
Un estoico es insensible, no tiene emociones y es totalmente apático. El estoico tiene efectivamente emociones, pero las escucha solamente si no pierde su lucidez. Racionaliza sus pasiones. Es posible querer y ser estoico, a condición de controlar su representación del amor. Esto significa que un estoico no será afectado por la muerte de su esposa, porque ya ha considerado su pérdida, de alguna manera. Otra vez, no controla el destino, pero la visión que tiene sobre las cosas. Es lo mismo para el dolor físico: siente el dolor pero tiene una percepción diferente de la opinión común, no lo asocia con algo malo.

Credit Modernstoicism
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Un estoico deja hacer las cosas, se deja morir si está enfermo. Una vez más, ésta es una imagen errónea sobre el estoicismo. Si está enfermo, un estoico llama a un doctor para que le cure porque está en su poder (depende de él) el llamar a un doctor para que le cure: la salud es preferible a los trastornos del cuerpo. En cambio, si la enfermedad resulta ser incurable, el estoico lo acepta y vive serenamente sus últimos días.
 
El estoicismo es una filosofía egoísta, que no se preocupa del bien común. Es verdad que el estoico busca su propio equilibrio ante todo, y el amor, como amor hacia los demás, no tiene el lugar más importante en esta filosofía. Pero este egoísmo es relativo, porque el estoico no deja de ser un Hombre, y el Hombre es naturalmente sociable. No hay ninguna contradicción entre filantropía y estoicismo. Será una filantropía “lucida” y no un abandono de sí mismo al otro. Pero nadie necesitará filantropía si fuera estoico.

¿En conclusión?

En teoría, el estoicismo es un sistema filosófico que considera la razón como remedio para los trastornos de la vida. De hecho, es gracias a esta razón, específica a la especie humana, que el Hombre puede llegar a la felicidad (definida como ataraxia), cualesquiera que sean las circunstancias de su vida. Esclavo o maestro, de clase obrera o acomodada, el estoico es dueño de sus representaciones, es decir de su visión de las cosas. Ve las cosas como son y está consciente de su temporalidad. Se dedica solo con razón a sus pasiones.

En los hechos, ¿la puesta en aplicación de los principios estoicos permite realmente una vida mejor? Según las estadísticas recogidas por el equipo de la Stoic Week 2013, entre los 2400 participantes, el 56% de ellos dicen haberse vuelto más sensatos y mejores. Entre estas mismas 2400 personas, el 14% notaron un aumento en la satisfacción de su vida, un 9% un aumento de las emociones positivas (alegría u optimismo) y un 11% una disminución de las emociones negativas. Los resultados pueden parecer débiles, pero son significativos en un periodo tan corto. De hecho, uno no se hace estoico en una semana. Necesita varios años para acercarse al ideal de sabiduría apoyado por esta filosofía. Pero el hecho es que en siete días, obtenemos resultados con algunas personas. En varios meses o varios años, los resultados positivos serán probablemente más consecuentes.
 
Sea como sea, las obras increíblemente modernas de Séneca, Epícteto o Marco-Aurelio constituyen una continuación perfecta de este artículo para los más interesados.

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