Operación Tritón: Europa se ciega ante la realidad de la inmigración

Judith Eisinger, traducido por Solweig Ogereau
10 Février 2015



Desde el 1 de noviembre del 2014, la vigilancia del Mediterráneo se encuentra en manos de la organización europea Tritón que continúa el trabajo de la operación italiana Mare Nostrum. Este predecesor, cuyo propósito es humanitario, surgió de forma espontanea tras el naufragio de un barco cerca de Lampedusa. ¿En qué se convirtió la operación de rescate? Con la creación de Tritón, ¿Consiguió Europa encontrar la solución a la cuestión de la inmigración clandestina?


Credit forumrefugies.org
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El gobierno italiano creó Mare Nostrum en octubre del 2013, cuando un buque de inmigrantes se fue a pique cerca de la isla Lampedusa; a causa de esta catástrofe murieron casi 400 personas. La operación, fundada unos días después, pretende vigilar el Mediterráneo entre la costa este de Túnez y las costas del sur de Italia. Algunos buques patrullan el mar a todas horas, y se han movilizado helicópteros e incluso un drone para prevenir otra tragedia.

Hasta el final de la misión en octubre del 2014, la marina italiana salvó en total a más de 150 000 hombres y mujeres. Eso no impidió que entre 2000 y 3000 inmigrantes se ahogaran o desaparecieran en este corredor del Mediterráneo. Para contribuir a los enormes costes de esta operación, Italia se dirigió a la Unión Europea, pero la Unión rechazó las reivindicaciones. El único país que mandó ayuda fue Eslovenia. Las otras naciones ven a Mare Nostrum como una invitación a la inmigración ilegal y no quieren apoyarla. 

Finalmente, un año después de la fundación de Mare Nostrum, Europa asume la operación. Bajo el nombre de Tritón y en cooperación con la agencia para la seguridad y las fronteras externas Frontex, veinte países europeos ponen a disposición especialistas y equipamiento para la operación. Varias naciones prometieron ayudas superiores al compromiso obligatorio. Tritón es coordinado por Frontex, pero el mando sigue en manos de Italia. ¿Qué ha cambiado, a parte del nombre?

El presupuesto reducido, el personal disminuido

El cambio más drástico es sin duda financiero: comparado al presupuesto de nueve millones de euros al mes, movilizado por Italia para Mare Nostrum, la suma de tres millones de euros previstos para Tritón parece insuficiente. Por esta razón, aunque no es la única, las ONG hacen sonar la alarma. Amnistía Internacional es una de las asociaciones que felicitó a Mare Nostrum, pero que critica la carencia de su sucesor: el personal fue reducido a una cantidad mínima del equipo original, y sólo la tercera parte del número de buques sigue estando disponible. Según Izabella Cooper, portavoz de Frontex, la meta no es reemplazar a Italia, sino apoyarla. Vistas las cifras, este apoyo significa una reducción.

Otra diferencia entre las dos operaciones es su ámbito de acción: mientras que el objetivo humanitario llevaba los buques de Mare Nostrum hasta las costas de Libia, el equipo de Tritón está limitado a las fronteras del espacio de Schengen – a sólo unos kilómetros de la costa italiana. Sin embargo Izabella Cooper confirma que “en caso de búsqueda o de rescate, no dejarán a nadie en el mar”.
Credit F. Malavolta / AP
Credit F. Malavolta / AP

Del rescate a la vigilancia

Vistas las obligaciones logísticas y legales, la cuestión es saber si la transición de Mare Nostrum a Tritón implica también una transición de rescate a vigilancia. La protección de vidas humanas pasó a un segundo plano, detrás de la protección de Europa contra el número creciente de inmigrantes. Sin pensar en las consecuencias, el paso atrás fue dado: Europa se ciega ante el hecho de que la inmigración no puede ser detenida por las leyes. 

En la discusión política, los países europeos hablan de la imposibilidad de acoger a los inmigrantes: “Suiza no tiene por qué ser la única que se encargue de la miseria del mundo”, escribe Pascal Décaillet de la Tribune de Genève, sobre el hecho de que su país tenga que acoger a 100 000 refugiados sirianos. Parece haber olvidado que Libia ha registrado un millón de inmigrantes en su territorio, lo que representa la misma proporción que un cuarto de su población. El rechazo del periodista sólo es un ejemplo de uno de los problemas centrales en el debate de la inmigración en Europa: creer que se puede arreglar la cuestión rechazando a los inmigrantes. Pero, como su colega de La Tribune, Pierre Jenni, constata: “Nada impedirá jamás a alguien que no tiene otra elección que dejar su país”. Es decir que mientras haya países en situación de guerra, hambre o tiranía, habrá inmigración. Si Europa persiste en su rechazo de inmigrantes, persiste en un rechazo de la realidad: creer que se puede parar la inmigración de una vez por todas es una perdida de tiempo. 

Nuevas vías para la migración legal

Uno gasta su energía en discusiones infinitas sobre la distribución de inmigrantes en los países europeos. Esta energía que gastamos en el combate contra la inmigración estaría mejor si la gastáramos en la lucha contra los traficantes. Se ganan grandes sumas de dinero gracias a las leyes protectoras de la UE. Sin embargo, nuevas representaciones diplomáticas pueden interferir en su comercio. Por lo tanto, las visas de entrada son acordadas directamente en los países de origen. La segunda misión se trata de una repartición proporcionada de los migrantes en los países de Europa, respetando los deseos de los individuos y poniendo fin a la obligación de tener que hacer la solicitud de asilo en el primer país de acogida. 

El Alto Comisario para los Refugiados sugiere que se busquen nuevas vías para la inmigración legal. Podemos empezar por aceptar que se trata de una realidad de nuestro tiempo.

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