Refugiados sirios: el abandono controvertido de las petromonarquías del Golfo

Valentine Ouaki Traducido por Nadia Ait Mhamed
30 Janvier 2016



En un momento en que cientos de miles de refugiados sirios intentan alcanzar Europa, y en que la Unión Europea se esfuerza, a pesar de las divergencias, por establecer una política coherente frente a esta crisis humanitaria sin precedentes, el silencio de las potencias petroleras del Golfo e incluso su negativa de acoger a los refugiados sirios en su suelo suscitan una polémica. A continuación las explicaciones sobre el origen de esta reticencia.


Desvío de la foto de Aylan, varado delante de Doha, la capital de Qatar
Desvío de la foto de Aylan, varado delante de Doha, la capital de Qatar
Como respuesta a los que consideran que la ayuda humanitaria otorgada por los gobiernos de los Estados del Golfo es insuficiente, estos últimos se defienden indicando que una ayuda financiera importante es concedida a los refugiados sirios a través de ONG y de donaciones de las Naciones Unidas. Desde el 2011, estos países les habrían proporcionado 900 millones de dólares. Hace algunos días, un periódico libanés reveló que Arabia Saudita habría propuesto financiar la construcción de 200 mezquitas en Alemania, para permitir a los recién llegados sirios practicar su culto en el país. Sin embargo, a parte de estas ayudas y de los vínculos lingüísticos y religiosos que comparten con las poblaciones sirias, los países del Golfo no acogen a ningún refugiado. Desde el 2011, estos se ven obligados a hacinarse en los campos de refugiados en Turquía, en el Líbano y en Jordania, y empiezan a afluir hacia Europa Occidental, sobre todo hacia Alemania, Inglaterra, Francia o Bélgica.

La inexistencia del concepto de refugiados

Una de las razones por las cuales los países del Golfo pérsico – Arabia Saudita, Kuwait, Bahréin, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Omán – han decidido cerrar sus fronteras a los refugiados sirios, sería que el concepto de refugiado no existe del todo en su política. En efecto, los Estados árabes del Golfo forman parte de los pocos países que no han firmado la Convención de las Naciones Unidas relativa al estatuto de refugiado de 1951, documento fundamental que ha permitido el establecimiento de derechos de refugiados y de obligaciones legales de los Estados signatarios. Así, al no tener ninguna obligación hacia los refugiados, las monarquías del Golfo no establecen ninguna distinción entre los estatutos de migrantes y no conceden ningún trato de favor a los que poseen el estatuto de “refugiado” según la convención, y les consideran como simples “residentes”.

El temor de alterar su equilibrio

La proporción de extranjeros en la población del Golfo alcanza niveles nunca antes observados en el resto del mundo. El aumento de los ingresos procedentes del petróleo resultó en el uso masivo de la inmigración de trabajo. En algunos países, la población nacional ha pasado incluso a ser minoritaria. Es, por ejemplo, el caso de Qatar y de los Emiratos Árabes Unidos, cuya población extranjera representaba en 2010 casi el 90 % de la población total, o bien de Kuwait, que cuenta con una proporción de población extranjera cerca del 70 % de su población total. Así, los países del Golfo ya tienen un frágil equilibrio demográfico y temen verse sumergidos por los refugiados.

Refugiados sirios: el abandono controvertido de las petromonarquías del Golfo
La reticencia para acoger a los refugiados sirios en su suelo sería también debido al temor de que esta acogida de árabes politizados por el conflicto sirio resulte en la importación de ideas subversivas, y que por consiguiente cause revueltas en países menos politizados como los del Golfo Pérsico. En efecto, los Estados del Golfo son los países más estables de la región, e involucrarse en la acogida de refugiados podría poner esta estabilidad en peligro.

La implicación de los países del Golfo en los asuntos políticos de Siria – con la financiación y el armamento de grupos rebeldes sunitas a fin de desestabilizar el régimen de Bashar al-Asad – les convierte en partidarios, y la acogida de refugiados sirios podría fragilizar este equilibrio de seguridad. Podrían temer la infiltración de miembros del Estado Islámico dentro de los refugiados sirios, y provocar un aumento de los riesgos de ataques terroristas en su suelo.

Un sistema actual de gestión de los migrantes que suscita polémica

Los Estados del Golfo ya acogen trabajadores extranjeros – la mayoría de ellos proviene del Sur de Asia –, y han también acogido desde el 2011 unos 500 000 sirios como trabajadores inmigrantes. Sin embargo, la presencia de sirios dentro de sus inmigrantes es percibida por algunos como una inmigración puramente económica, pues “selectiva”. El requisito para poder entrar en su suelo es beneficiar de un visado de turista o de un permiso de trabajo. No obstante, algunas restricciones hacen su obtención muy difícil para los sirios. La protección de los trabajadores inmigrantes sobre el terreno es también muy mala, en particular a causa del sistema de la “kafala” que pone a estas personas bajo la dominación total de su empleador, impidiéndoles cambiar de empleo antes del término de su contrato. Pero se denuncian también otros abusos como casos de impago de salarios, de confiscación de pasaportes o bien de trabajo forzoso.

Sin embargo, la situación económica de la región del Golfo es muy buena y acoger a más inmigrantes no afectaría en modo alguno su mercado. Según un informe del Word Economic Forum de 2014-2015, estos Estados se sitúan en lo alto de la clasificación sobre la innovación, el mercado laboral o la salud. Así, los Emiratos Árabes Unidos se sitúan en el 12º puesto de la clasificación, y Qatar en el 16º puesto. Los recursos de hidrocarburos en los países del Golfo les permiten sostener sus iniciativas económicas que estabilizan la región. Se han convertido en actores imprescindibles de la economía mundial.

Las potencias petroleras del Golfo podrían recibir un gran número de refugiados. Arabia Saudita acoge cada año a entre 2 y 4 millones de peregrinos durante el gran peregrinaje a La Meca. Se instalan carpas con total comodidad en la ciudad de Mina sobre unos 20 km², y esto durante cinco días.

Instalación de carpas en Mina en Arabia Saudita para acoger a los peregrinos de La Meca. Crédito Akram S. Abahre
Instalación de carpas en Mina en Arabia Saudita para acoger a los peregrinos de La Meca. Crédito Akram S. Abahre
A pesar de la posibilidad de una perturbación del equilibrio demográfico, no hay ninguna posibilidad de una saturación demográfica en los países del Golfo. En efecto, estas regiones permanecen entre las regiones menos pobladas del mundo. El caso más significativo es el de Arabia Saudita, que cuenta con una densidad de alrededor de 14 personas/km², lo cual la coloca en la 169ª posición de la clasificación mundial.

Así, las reticencias de las monarquías del Golfo parecen ser inadecuadas en vista de su capacidad a acoger refugiados sirios en su suelo. Países más pobres como Turquía, el Líbano o Jordania han por su parte aceptado la entrada de refugiados. Frente a la situación actual, se ha vuelto aún más necesario que los países del Golfo se impliquen plenamente en la ayuda de refugiados dados su proximidad con Siria y los vínculos culturales que les unen, y deben hacerlo de otra manera que dándoles una simple ayuda financiera.

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