Insectos y nanomateriales: ¿es la alimentación del futuro peligrosa?

Jean-Baptiste Roncari, Traducido por Ana Cecilia Carromero
6 Février 2016



El 28 de octubre de 2015, el Parlamento europeo aprobó la revisión de la legislación sobre la “novel food”. Esta, si es aprobada por el Consejo de Ministros, autorizará la circulación de nuevos alimentos – entre los cuales insectos y nanomateriales –en el territorio europeo. Aunque el texto parece dar importancia a la seguridad alimenticia, a todos los eurodiputados no les gustó el conjunto de las propuestas. Explicaciones.


Insectos y nanomateriales: ¿es la alimentación del futuro peligrosa?
La última legislación europea sobre nuevos alimentos data de 1997. Ahora bien, las tecnologías han evolucionado y abierto la puerta a nuevos mercados y nuevas propuestas para resolver algunas problemáticas en torno a la alimentación. El texto votado en la última sesión plenaria de octubre tenía como principal objetivo derrumbar barreras que se consideran arcaicas.

Contener las nuevas tecnologías y la producción de alimentos

Al hacerlo, la resolución introduce “categorías para los productos alimenticios de los cuales la estructura molecular es nueva o fue deliberadamente modificada, así como para los productos alimenticios derivados de cultivos celulares o tisulares conseguidos desde animales, vegetales, micro-organismos, hongos o algas, y para los productos alimenticios derivados de materiales de origen mineral. Una categoría también incluirá los productos alimenticios derivados de vegetales conseguidos con prácticas de multiplicación no tradicionales, cuando estas prácticas causan cambios significativos de la composición o de la estructura de productos alimenticios impactando su valor nutritivo, su metabolismo o la cantidad de sustancias indeseables que contiene. Los productos alimenticios compuestos con determinadas micelas o determinados liposomas también pueden ser incluidos en la definición de nuevos alimentos.”

Abrir la puerta a las innovaciones culinarias

Un ejemplo concreto: las hamburguesas con gusanos de harina liofilizados, como las imaginaron los restaurantes de comida rápida Speed Burger para Halloween, ya no estarán prohibidos por la represión del fraude como antes. “A lo mejor hemos sido demasiado creativos con respecto al Estado francés” ironizaba aún hace unos días Bruno Bourrigault, codirector de la empresa. Para la institución europea, un nuevo alimento es un “producto cuyo consumo humano no fue muy importante en la Unión Europea antes del día 25 de mayo de 1997”. En realidad, el consumo de insectos es tolerado o incluso ya fue legalizado en algunos países como Bélgica y los Países Bajos. Por otra parte, la ONU apoya el desarrollo de la entomofagia para luchar contra el hambre en el mundo. Entonces podemos suponer que los sándwiches con coleópteros se podrán comer en el continente en un futuro próximo.

Nuevos alimentos que supervisar de cerca

No obstante, los insectos representan solamente uno de los siete alimentos aprobados por el Parlamento Europeo. Hubo debates sobre la autorización de la comida constituida con “nanomateriales manufacturados”. Junto con la alimentación resultante de la clonación animal, son los dos puntos del caso que provocan desacuerdos. Para que se apruebe la resolución con la cual había problemas, se cambió el límite autorizado de 500 nanómetros de nanomateriales a 100 nanómetros. La parte sobre la clonación fue el objeto de medidas específicas. Sin embargo, igual que los insectos, los nanomateriales no han esperado la legislación para entrar en el territorio europeo. José Bové (partido ecologista EELV) recordó de forma alarmante que “más de 80 productos que ya están en el mercado europeo contienen nanopartículas sin que el consumidor lo sepa.”

La Unión Europea pretende tranquilizar precisando que los productos de la lista inicial solo se refieren a “los nuevos alimentos que han sido controlados en materia de seguridad, que fueron legalmente producidos e introducidos en el mercado de la Unión y que no tienen antecedentes de peligro para la salud.” Apunta también que, en los otros casos, “se puede recurrir a un proceso de control para la adopción de actos de ejecución”.

European Commission, European Parliamentary Research Service
European Commission, European Parliamentary Research Service
El proceso consiste particularmente en examinar cada nuevo alimento por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en inglés), antes de comercializarlo. La organización controla la posible toxicidad del producto y los posibles desequilibrios nutritivos que podrían surgir con su introducción en el régimen alimentario global.

Productos al servicio de la salud

De hecho, el caso pone de relieve los puntos positivos de los nuevos alimentos autorizados: “las nuevas tecnologías y las innovaciones en la producción de productos alimenticios deberían ser estimulados, porque podrían reducir la incidencia de la producción de productos alimenticios sobre el medio ambiente, mejorar la seguridad de los productos alimenticios y aportar ventajas a los consumidores en cuanto al respeto de un alto nivel de seguridad para el consumidor.”. En el debate del Parlamento Europeo, la diputada holandesa Anja Hazekamp (Izquierda unitaria europea, izquierda verde nórdica) explica en particular la primacía del interés económico de “esas nuevas reglas [que] están hechas para permitir al los grandes grupos agroalimentarios de desarrollar nuevas actividades e incrementar sus beneficios”.

Sin embargo, si el texto es aprobado por el Consejo de Ministros, lo que es muy probable, podremos conseguir frutas exóticas o desconocidas en Europa, productos lácteos con fitosteroles para reducir el colesterol, comida con insectos o microalgas o incluso zumos provenientes de técnicas de producción inéditas. Los nanomateriales, por su parte, son útiles para disminuir el contenido en grasa, en sal, en calorías o en emulgentes de los alimentos y para facilitar la asimilación de nutrimentos o complementos alimenticios para el organismo.

Polémicas sobre la autorización de nanomateriales en la alimentación

Al menos son los argumentos expuestos en el caso. Es preciso constatar que justamente fue la cuestión de los nanomateriales la que provocó los debates más vivos, y eso pese a la revisión del texto. Entre los 202 eurodiputados que votaron en contra del proyecto de reforma, Marie-Christine Boutonnet (Frente Nacional) denuncia “la ausencia de verdaderos estudios sobre los impactos sanitarios – el riesgo particular para las mujeres embarazadas y los bebes, [y] la ausencia de legislación sobre este tema para los alimentos animales”.

José Bové (partido ecologista EELV) también votó en contra y explica su posición refiriéndose a la empresa americana de donuts, Dunkin’ Donuts, que “acaba de quitar las nanopartículas de sus productos porque existe un peligro para la salud.” El eurodiputado verde recuerda que “ya sabemos que [las nanopartículas] atraviesan la pared de la células y crean varios problemas, en particular entre los jóvenes.”

Hay que tomar en serio esas peroratas, según la Asociación de las Industrias Nanotecnológicas (NIA). Para este organismo independiente, el texto es “vago, oscuro y contradice firmemente las regulaciones establecidas sobre nanomateriales, que fueron efectivamente utilizadas durante muchos años por las instituciones europeas.” Así, la parte que autoriza los materiales “compuestos por partes funcionales distintas” es un problema según la organización, porque el término “partes funcionales distintas” induce a confusión y “añade una complexidad suplementaria dado que no tiene origen científico y provoca muchas interpretaciones en cuanto a la implementación.”
Crédit G. Kerbaol/INRS
Crédit G. Kerbaol/INRS

Aviso sobre los otros nuevos alimentos

Además de los nanomateriales manufacturados, los seis otros alimentos autorizados por el Parlamento también serán vigilados. A propósito de los nuevos alimentos que contienen o que son producidos desde plantas, la Oficina europea de unión de consumidores advierte que “el hecho de que una planta tropical haya sido consumida durante décadas en otro país, sin daños aparentes, no significa que el producto no sea peligroso. Contamos con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para encontrar las pruebas necesarias para demostrar que el consumo de productos exóticos no es peligroso.”

La EFSA además evaluó recientemente los riesgos del consumo de insectos. El sitio Web oficial de la institución informa que “según los expertos científicos de EFSA, la probable presencia de riesgos biológicos y químicos en los alimentos derivados de insectos depende de los métodos de producción utilizados, del sustrato con el cual son alimentados los insectos, de la etapa de vida en la que se “cosechan”, de la especie de insecto y de los métodos utilizados para su futuro tratamiento.” Dicho de otra manera, si los riesgos existen, no están inherentemente relacionados con el producto.

El consumidor convertido en conejillo de Indias

La EFSA es entonces el último cerrojo para autorizar la circulación de un nuevo alimento en el mercado europeo. Pero, ¿se puede realmente confiar en este cerrojo? El Parlamento recalca en su informe que “los nuevos alimentos tendrán que ser fiables, si su seguridad no es segura y una incertidumbre científica perdura, el principio de precaución puede aplicarse.” La utilización del verbo “poder” recalca expresamente que sólo se trata de una posibilidad y no de una exigencia. El principio de precaución tendría que ser una obligación. ¿Somos entonces los conejillos de Indias de esta alimentación del futuro?

El informe del Parlamento añade “exigencias en materia de control consecutivo a la implementación en el mercado pueden ser justificados por la necesidad de recoger informaciones sobre la comercialización real de los alimentos.” Un alimento es autorizado en cuanto “no presenta ningún riesgo en materia de seguridad para la salud de los hombres, teniendo en cuenta los datos científicos disponibles.” En otras palabras, la idea que los datos científico disponibles puedan ser insuficientes para relacionar una patología y un alimento no va a impedir la puesta en venta del alimento.

En Francia, la Agencia nacional de seguridad sanitaria y de alimentación (ANSES) proporciona precisamente este tipo de datos. A través de su formulario de declaración de nutrivigilancia con la intención de “mejorar la seguridad del consumidor, identificando rápidamente los efectos indeseados relacionados con el consumo”, recoge datos provenientes de personas que han consumido nuevos productos. Se puede lamentar que sea un control después del consumo, basado en la participación casi forzada de los ciudadanos. Es de notar que la ANSES trabaja en colaboración con organismos europeos como la EFSA. Son entonces este tipo de datos los que nos permiten saber más cosas sobre los efectos de productos como la goma guar o el zumo de noni.

Más precisamente todavía, el Parlamento europeo incluso reconoce la falta de conocimientos científicos sobre nanomateriales: “para poder evaluar mejor la seguridad de los nanomateriales destinados al consumo, y para mejorar la cantidad actual de conocimientos […], métodos de ensayo […] podrían ser necesarios.”

Sin detenerse otra vez en la utilización del verbo poder, parece que el informe admite con palabras escondidas la posible peligrosidad de los nanomateriales y el estatuto de “conejillos de Indias” que tienen los consumidores. Todo esto es una vez más denunciado por los eurodiputados en contra de esta parte del texto, como Joëlle Mélin (Frente nacional) que afirma que “con los nanomateriales, nos arriesgamos a escándalos sanitarios importantes”.

Para resumir, es apreciable que la Unión europea haya revisado la legislación actual sobre la alimentación, que era vetusta desde 1997, sin embargo se puede lamentar que la cuestión de los nanomateriales no haya sido votada aparte, así como los alimentos provenientes de animales clonados. El respeto del principio de precaución parece no haber sido respetado, y a menos que haya un rechazo por parte del consejo de la Unión europea, las medidas serán aprobadas como están.

Notez